La rendición de Breda o Las lanzas es un óleo sobre lienzo, pintado entre 1634 y 1635 por Diego Velázquez y que se conserva en el Museo del Prado de Madrid.
Artista: Diego Velázquez
Ubicación: Museo Nacional del Prado
Período: Barroco
Año: 1634
Técnica: Óleo sobre lienzo
Ubicación: Museo Nacional del Prado
Período: Barroco
Año: 1634
Técnica: Óleo sobre lienzo
Contexto histórico
Para entender bien esta obra de Velázquez, hay que remontarse a lo que estaba sucediendo desde finales del siglo XVI y principios del XVII en los Países Bajos que luchaban por independizarse de España.
En 1590 la ciudad de Breda fue tomada por los neerlandeses. Cuando el rey de España Felipe IV subió al trono en 1621 la guerra se reanudó. La intención de Felipe IV era recuperar esa plaza tan importante desde la cual se podría maniobrar para otras conquistas.
Felipe IV nombró jefe supremo de la expedición a Breda al mejor estratega a su servicio conocido en aquella época, el aristócrata genovés Ambrosio de Spinola, quien se puso al mando de 40.000 hombres.
La ciudad de Breda estaba defendida por Justino de Nassau, de la casa de Orange. El cerco y sitio a la ciudad fue una lección de estrategia militar. Algunos generales de otras naciones acudieron allí en calidad de lo que hoy se entiende como «agregado militar», para conocer y observar la táctica del gran Spinola. Lo principal era impedir que llegaran refuerzos de víveres y municiones. Para ello se realizaron una serie de acciones secundarias como la de anegar los terrenos inmediatos e impedir así el paso a la posible ayuda.
Las crónicas de la época cuentan que la defensa de Breda llegó a ser heroica, pero la guarnición tuvo que rendirse y levantar la bandera. Justino de Nassau capituló el 5 de junio de 1625. Fue una capitulación que el ejército español reconoció como tal, admirando en su enemigo la valentía de los asediados. Por estas razones permitió que la guarnición saliera formada en orden militar con sus banderas al frente. Los generales españoles dieron la orden de que los vencidos fueran rigurosamente respetados y tratados con dignidad. Las crónicas describen también el momento en que el general español Spinola esperaba fuera de las fortificaciones al general neerlandés Nassau. La entrevista fue un acto de cortesía, y el enemigo fue tratado con caballerosidad y sin humillación; es el momento histórico elegido por Velázquez para su cuadro.
Las crónicas de la época cuentan que la defensa de Breda llegó a ser heroica, pero la guarnición tuvo que rendirse y levantar la bandera. Justino de Nassau capituló el 5 de junio de 1625. Fue una capitulación que el ejército español reconoció como tal, admirando en su enemigo la valentía de los asediados. Por estas razones permitió que la guarnición saliera formada en orden militar con sus banderas al frente. Los generales españoles dieron la orden de que los vencidos fueran rigurosamente respetados y tratados con dignidad. Las crónicas describen también el momento en que el general español Spinola esperaba fuera de las fortificaciones al general neerlandés Nassau. La entrevista fue un acto de cortesía, y el enemigo fue tratado con caballerosidad y sin humillación; es el momento histórico elegido por Velázquez para su cuadro.
El cuadro se pintó para la decoración del denominado Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro mandado construir por Felipe IV de España.
El Salón de Reinos era la estancia más relevante del conjunto, pues era donde Felipe IV recibía a los embajadores y demás autoridades extranjeras. A fin de impresionarles con una imagen de poder bélico y económico, el conde-duque de Olivares decidió decorar este gran salón con imágenes de los principales éxitos militares de España, si bien casi todos estos hechos eran relativamente antiguos. Esta estratagema fue ideada por Olivares para ocultar que España, realmente, empezaba a menguar como potencia mundial.
El Salón de Reinos era la estancia más relevante del conjunto, pues era donde Felipe IV recibía a los embajadores y demás autoridades extranjeras. A fin de impresionarles con una imagen de poder bélico y económico, el conde-duque de Olivares decidió decorar este gran salón con imágenes de los principales éxitos militares de España, si bien casi todos estos hechos eran relativamente antiguos. Esta estratagema fue ideada por Olivares para ocultar que España, realmente, empezaba a menguar como potencia mundial.
Velázquez desarrolla el tema sin vanagloria ni sangre. Los dos protagonistas están en el centro de la escena y más parecen dialogar como amigos que como enemigos. Justino de Nassau aparece con las llaves de Breda en la mano y hace ademán de arrodillarse, lo cual es impedido por su contrincante, que pone una mano sobre su hombro y le impide humillarse. En este sentido, es una ruptura con la tradicional representación del héroe militar, que solía representarse erguido sobre el derrotado, humillándolo. Igualmente se aleja del hieratismo que dominaban los cuadros de batallas.
Velázquez representa con realismo al general Spínola, al que conocía personalmente. Un detalle muy interesante es la cantidad de lanzas de un lado y de otro. Un realismo semejante y la caracterización individual se aprecia en los rostros de los soldados, que están tratados como retratos.
Detalles como la gran cantidad de lanzas españolas en comparación con las de los Países Bajos y la acogida de los vencidos por parte de España fueron introducidos a petición de Olivares para demostrar la fuerza y nobleza propias (Olivares era conocido por su inteligencia, arrogancia y ego).
Enlace con National Geographic
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