La pintura gótica

La pintura gótica no apareció hasta alrededor del año 1200. La transición del románico al gótico es muy imprecisa y no hay un claro corte. El origen lo podemos situar en Italia a finales de siglo XII. Posteriormente se extiende por el resto de Europa durante los siglos XIII y XIV.

Simone Martini (1285–1344), un niño cae desde un balcón y se salva por la intercesión de San Agustín. Temas oscuros y una intensa emoción se vieron cada vez más acentuadas en el arte gótico tardío.

La característica más evidente del arte gótico es un naturalismo cada vez mayor, frente a las simplificadas e idealizadas representaciones del románico. 
La pintura gótica se aproxima a la imitación a la naturaleza que será el ideal del renacimiento, incluyendo la representación de paisajes, no obstante, sigue siendo poco usual.

En el gótico es el momento en el que comienza la pintura profana, esto es, la pintura en que los temas ya no son siempre religiosos.

El gran maestro del siglo XIII es Giotto (h. 1266-1337), al que se considera como auténtico iniciador de la pintura moderna, quien busca representar el espacio correctamente, así como adecuar las expresiones y los gestos en relación con el estado de ánimo del personaje. Intenta la representación realista del paisaje, introduciendo la tridimensionalidad.

Giotto utiliza fondos de arquitecturas o paisajes dando perspectivas asus obras, logrando profundidad por detrás de la superficie pintada, lo que es la principal innovación del XIII y el más importante avance que se haya dado en toda la Historia de la Pintura. Con el espacio pictórico nace la pintura moderna.

El nuevo estilo italiano influyó en la pintura de los distintos países europeos.

En Flandes durante el primer tercio del siglo xv surge el llamado estilo flamenco, al mismo tiempo en que en Italia se encuentran ya en el Renacimiento. Su principal innovación es la técnica de pintura al óleo, lo que permite un mayor colorido, sutileza y detallismo. Hay una minuciosidad absoluta en la representación de los detalles, de las texturas de las telas, de la forma los objetos y, sobre todo, la fidelidad de los rostros. La mayor parte de las obras son encargos privados para la aristocracia o la burguesía, por lo que tienen un fuerte contenido civil y profano.