viernes, 3 de marzo de 2023

La Última Cena, de Leonardo da Vinci



Autor: Leonardo da Vinci
Técnica: Temple y óleo sobre yeso
Fecha: finales del siglo XV
Lugar: Refectorio (sala destinada a comedor en los conventos) de Santa Maria delle Grazie, Milán


Leonardo da Vinci fue un artista del Renacimiento que comenzó su carrera en Florencia al servicio de los Medici, pero a lo largo de su vida residiría en Milán, Roma, Bolonia y Venecia, y pasaría sus últimos años en Francia, bajo la protección del rey Francisco I. En todos estos lugares proyectó ingenios mecánicos y pinturas reconocidas entre las más destacadas de toda la Historia del Arte .

vehículo blindado

La Última Cena recibió el elogio de sus contemporáneos, tanto por el dramatismo de sus retratos, como por la maestría de sus detalles, que esconden secretos y símbolos que esconden.

Una perspectiva maestra

La Última cena es un prodigio de equilibrio. Leonardo dividió a la docena de apóstoles a partes iguales flanqueando a Jesucristo, que se encuentra en el centro exacto de la obra. La simetría también se hace patente en la representación del conjunto de puertas y ventanas en los laterales y el fondo. Pero tal vez el efecto visual más sorprendente se da al contemplar la pintura, elevada unos metros del punto de vista del observador. Como puede verse en la fotografía sobre estas líneas, esta perspectiva crea un espectacular efecto que hace parecer al mural una continuación tridimensional de la sala en la que está pintado. 



Luego, a través de las ventanas, Leonardo guía la mirada del espectador hacia un paisaje natural, un trampantojo que crea la sensación de estar en un espacio abierto, cuando lo que se contempla, en realidad es un muro.

El momento elegido por Leonardo para representar esta Última Cena es también completamente original hasta entonces, el instante en el que un impasible Jesucristo anuncia a sus seguidores: "Uno de vosotros va a traicionarme". Esto da pie a que el genio florentino despliegue toda su maestría para captar los gestos y actitudes que provocaría tal anuncio: la ira de Santiago el Mayor, la sorpresa de Tomás, que levanta su dedo inquisidor, o el dolor de Felipe. 




Las emociones
Leonardo da Vinci realizó decenas de esbozos y estudios para cada personaje, hasta encontrar el rostro y el gesto ideal para cada uno de ellos. A la derecha de Jesucristo, Andrés parece estar muy seguro que no será él el traidor, mientras que Bartolomé y Santiago el Menor  se inclinan hacia adelante porque no quieren creer haber escuchado lo que han escuchado.




Judas, aparece representado muy cerca de su maestro y con la bolsa de monedas que acaba de cobrar por su infame traición, mientras con el brazo derrama el salero sobre la mesa (asociado al mal augurio).



Cuentan que cuando Luis I de Francia contempló la pintura el rey "preguntó si no era posible retirarla de la pared para llevarla a Francia, aún cuando ello significase destruir el famoso refectorio".





El Código DaVinci

El Código Da Vinci, obra escrita en 2003, pone en entredicho la veracidad de los documentos y doctrinas oficiales de la Iglesia.
Una de esas interpretaciones es la que identifica la  figura de Juan con la de  María Magdalena. Por un lado esta interpretación es así porque en los bocetos aparece recostado junto a la figura de Jesús, aunque Leonardo acabara pintando a las figuras separadas.
También es por el hecho de que, de todas las figuras representadas por el artista en La Última Cena, Juan es la única que muestra unos rasgos muy femeninos. Y ello ha hecho se plantee la posibilidad de que la figura situada justo al lado de Jesús no fuese Juan, sino la propia María Magdalena. De ahí que sus rasgos sean tan femeninos, y de que en un principio el florentino se planteara la posibilidad de dibujarlos juntos.
Para los miembros de la Iglesia, la posibilidad de que Jesús se casara con María Magdalena y tuviera descendencia son absolutamente impensable.

En el libro se menciona la relación que recoge el Evangelio de María, a la que da completa veracidad:
"Hermana, sabemos que el Salvador te amaba más que a las demás mujeres". 

Dan Brown, autor del código da Vinci, conociendo la vinculación de Leonardo da Vinci con diferentes sectas, como los Iluminati, nos viene a decir que el artista pintó, en realidad, a la mujer de Jesús, y no a Juan. Para disimular su osadía,  la atavió como este último.


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