lunes, 14 de diciembre de 2015

Ataque a Santiago de Compostela por Almanzor en la novela El Mozárabe

El Mozárabe es una de las novelas imprescindibles de Jesús Sánchez Adalid.
Cuando en  939 el emir de Córdoba Abd-al Rahman III se erige en Califa, la España musulmana comienza una etapa de esplendor inigualable. En ella coinciden Asbag y Abuamir, dos seres unidos por el destino. Asbag, erudito mozárabe y viajero incansable, pronto se convertirá  en el consejero de algunos de los personajes más emblemáticos del momento. Paralelamente, el musulmán Abuámir, llegado a la capital para estudiar leyes, se perfila como el segundo hombre más importante del califato: el legendario y temido Almanzor.
Desde sus distintas posiciones, Asbag y Abuámir viajarán hasta el corazón mismo de una Europa que, inquieta, aguarda la llegada de un nuevo milenio.
Ediciones B.


Capítulo 94, página 632

Portucale, año 997

Cuando llegaron frente a Portucale, se empezaron a preparar los ingenios de asedio: grandes torres revestidas de pieles,hileras de catapultas y arietes. Pero, por muy potentes que fueran tales máquinas de guerra, daba la impresión de que no podían nada contra la gran fortaleza levantada al otro lado del Duero. Las murallas eran enormes; un fuerte bastión en su conjunto, no construido de barro ni junto al río sin en piedra y las laderas de un gran monte.

....las huestes de Almansur cruzaron el Duero en grandes balsas. Al llegar al otro lado, los soldados musulmanes no tuvieron necesidad de asaltar las murallas. Se abrieron las grandes puertas de la fortaleza y los moros irrumpieron  en el recinto. Los portucalenses tal vez esperaban clemencia, pero no la tuvieron. Pasó poco tiempo antes de que se alzaran las llamas y se vieran desde lejos las enormes humaredas oscuras elevándose hacia el firmamento.
...La escena se repetía una y otra vez en el camino hacia Tuy. El ejército avanzaba delante arrasando y, detrás, basta decir que iban cincuenta mil mulos en la caravana que les seguía. Puede imaginarse una amplia extensión que atestiguaba su paso: tierra pisoteada, polvorienta y sin brizna de hierba. ¿Dónde puede haber pastos para tal cantidad de bestias? Todo el verde del suelo desaparecía, amén de los árboles talados, los ríos y arroyos enturbiados, las fuentes emponzoñadas, los pozos vacíos....
      En Braga no hubo ni asedio no destrucción. Fue la única ciudad respetada, porque su conde, Menendo González, amigo y aliado de Almansur desde hacía tiempo, salió a recibirle con regalos...

Santiago de Compostela

El 10 de agosto avistaron la ciudad desde un altozano. Descendieron todo lo aprisa que pudieron, oyendo el tañir de las campanas que llamaban a rebato y viendo a lo lejos una gran hilera de personas que huían hacia el norte con rebaños, carretas y bestias cargadas de bultos.
   -¡Dios santo!-exclamó Asbag-.¡Huyen!¡No piensan defender el templo!
Las Torres de la hermosa basílica asomaban desde el centro de Compostela, circundadas por un voluminoso burgo y una muralla redonda, con adarve y torres albarranas. El conjunto, singularmente bello, resaltaba sobre el verdor de los prados y los densos bosques.
....No se habían alejado media legua cuando escucharon el griterío y el retumbo de miles de caballos de los moros que descendía desde el otro lado, por las faldas de los montes.
    El fragor de la destrucción era como un tronar continuo y lejano. Aunque ya era casa de noche, se hizo una gran claridad debido a los incendios que empezaron pronto a devorar las casas saqueadas

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.